Como sucedió en el pasado con muchas otras mujeres, su valor y aporte a la ciencia fue relegado a un segundo plano durante muchos años. Tanto así que esta brillante mujer falleció sin llegar a saber lo importante de su aporte al desarrollo de la ciencia. Si te interesa saber quién fue Rosalind Franklin entonces te invito a leer hasta el final sin perderte ninguna sección.
Rosalind Franklin nació en una familia judía con buena posición económica. Desde edad temprana, mostró una excelente disposición para estudiar, destacándose en diversas materias de las ciencias.
Cuando cumplió los quince años decidió estudiar en la universidad, aprobando el examen de ingreso en el Newnham College de Cambridge. Algo que supuso una controversia en la familia, pues su padre no veía con buena voluntad que una mujer estudiara en la universidad.
Sin embargo, contó con la ayuda de su tía y su madre en este sentido y en 1941 obtuvo su graduación universitaria. Durante la Segunda Guerra Mundial, en el año 1942, consiguió un puesto de ayudante en una institución británica dedicada a la investigación sobre el carbón y sus derivados. Estos estudios sirvieron para la fabricación de nuevas máscaras antigás.
Fue tan importante su trabajo en los estudios sobre el carbón que le permitió, al finalizar la guerra, hacer una tesis doctoral que fue defendida en 1946.
En una muestra de sororidad, fue una científica francesa refugiada en Inglaterra, Adrienne Weill, la que guio su trabajo postdoctoral, y en 1947, la incita a trasladarse a Francia, al Laboratorio Central de Servicios Químicos del Estado, en París.
Un centro de investigación muy activo, moderno, dinámico y, principalmente, abierto a las mujeres. Algo que lo diferenciaba del anquilosado y machista entorno que existía en Inglaterra.
En París, aprendió la técnica de difracción de Rayos X y se convertiría en una experta a nivel mundial. Años más adelante aplicó estos conocimientos a la molécula del ADN.
Además, amó Paris: los bistros, la comida en el campo, la cocina, las montañas, esquiar y acampar. En esta ciudad hizo amigos para toda la vida y, en 1951, regresa a Inglaterra, donde consigue una plaza en el King’s College de Londres. Allí, John Randall, director del departamento al que pertenecía, le da como tarea el estudio de la estructura del ADN.
Pero el King’s College cumplía, dentro del panorama machista de la ciencia inglesa, el encargo de guardar las esencias y apariencias. Las mujeres del personal científico eran tratadas con respeto, pero sabían, sin ninguna duda, que nunca les permitirían alcanzar el estatus de los hombres.
Era este un centro donde se mantenía, con orgullo de casta, la medida de no dejar entrar a las mujeres en la sala de profesores, aun cuando tenían derecho.
Durante su estancia en el King’s College, Rosalind mejoró el equipo para obtener imágenes con ADN, cambió el método y obtuvo mejores fotografías. Junto a su estudiante de doctorado Raymond Gosling, alcanzó imágenes con una nitidez nunca alcanzada antes.
En noviembre de 1951 da una charla para presentar sus resultados al resto de sus colegas del King’s College. Entre el público que asistió estaban Watson y Crick, que trabajaban en el Laboratorio Cavendish, en Cambridge, a unos 90 kilómetros al norte de Londres, y también tenían interés por la estructura del ADN.
Estos dos científicos fueron invitados por Maurice Wilkins, compañero de Rosalind Franklin en el King’s College, aunque no tenían buena relación. En aquel seminario, Watson y Crick conocieron sobre el trabajo de Rosalind Franklin sobre ADN y comenzaron a utilizar sus datos.
Fue precisamente Wilkins quien fue enseñando a Watson y Crick imágenes tomadas por Rosalind Franklin de ADN en los meses siguientes. Sin siquiera pedirle su permiso y la mayor parte de las ocasiones sin que ella se enterara.
En febrero de 1953, tuvieron acceso a tres imágenes; entre ellas, la famosa foto número 51. En ese momento, Watson y Crick llevaban más de un año sin conseguir ningún resultado positivo.
La foto número 51, fue tomada por Franklin y Gosling en mayo de 1952. Años después, Watson recordaba lo que sintió cuando la vio: “En cuanto vi la foto quedé boquiabierto y se me aceleró el pulso”.
Por la historia conocida, Rosalind Franklin nunca supo de que Watson había visto la fotografía.
Estas imágenes, sumadas a los datos de la charla de Rosalind Franklin en noviembre del 1951, más algunos datos proporcionados por Wilkins, llevaron a Watson y Crick a su propuesta de la estructura del ADN. La que publicaron en la revista Nature en abril de 1953, solo par de meses después de ver la fotografía número 51.
En este artículo, Watson y Crick mencionan a Rosalind Franklin, pero sin ninguna mención especial a la relevancia de sus datos y sus fotografías:
“…hemos sido estimulados por el conocimiento de la naturaleza general de resultados experimentales no publicados y las ideas de Wilkins, Franklin y sus colaboradores…”
Este es un ejemplo claro de cómo subestimar el trabajo de otro.
En el mismo número de Nature, Rosalind Franklin y Raymond Gosling, publicaron un artículo técnico sobre sus fotografías, incluyendo la 51. Donde demuestra su honradez científica y personal apoyando el modelo propuesto por Watson y Crick.
Hay quien ha sugerido que, para ese entonces, Franklin había alcanzado las mismas conclusiones que Watson y Crick, pero la rapidez de la publicación de estos le impidió proponer su propio modelo.
Esta hipótesis se debe a que en 1951 había plasmado que sus resultados sugerían una estructura helicoidal con 2, 3 o 4 cadenas y con los grupos fosfato hacia el exterior. O sea, lo escribió 16 meses antes del artículo de Watson y Crick.
Ya estaba cansada de sus discusiones con Wilkins, Watson y Crick. Y, en general, del ambiente y el menosprecio del King’s College, se traslada hacia el Birbeck College, al laboratorio dirigido por John Bernal, donde permaneció hasta su muerte.
En este centro de investigación su carrera siguió adelante, con importantes trabajos sobre virus. Concretamente, el del mosaico del tabaco y el de la polio, este último todavía citado por los expertos.
En 1956 se siente mal durante un viaje por Estados Unidos y lamentablemente se le diagnostica cáncer de ovario. Cabe la posibilidad de que haya sido provocado por la excesiva exposición a radiaciones con Rayos X durante sus investigaciones.
Aun así, trabajó otros dos años, y luego de tres operaciones quirúrgicas y quimioterapia, técnica incipiente en ese momento, falleció en Londres el 16 de abril de 1958. Tenía solo 37 años.
Cuatro años después de su muerte, en 1962, Watson, Crick y Wilkins eran galardonados con el Premio Nobel por sus estudios sobre la estructura del ADN. Ninguno mencionó a Rosalind Franklin y sus aportaciones durante sus discursos de aceptación.
La historia de Rosalind demuestra de lo difícil que fue el pasado para que las mujeres sean reconocidas y aceptadas por sus logros científicos. Solo espero que su tenacidad te sirva de inspiración para ir por aquello que deseas, no importa los obstáculos.
Esta entrada ha sido publicada el 04/04/2022 11:00
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