Muchos detractores del feminismo afirman que las mujeres que apoyan el movimiento ven con malos ojos la maternidad, pues se trata de un rol que les ha tocado por biología, y no por aprendizaje social o imposición. Sin embargo, maternidad y feminismo en conjunto han sido ampliamente estudiados por muchísimas activistas sociales.
En este post te proponemos hablar sobre el tema de la maternidad, y su visibilidad en movimientos sociales, especialmente en el seno del feminismo.
Maternidad y feminismo: ¿qué problemáticas las unen?
Si nos planteamos qué podría unir a la maternidad con el feminismo, puede que la mayor razón de peso sea que los problemas que hoy en día se asocian a la maternidad son, en gran parte, derivados del sistema patriarcal:
Estos son tan comunes, como invisibilizados:
- La responsabilidad (pocas veces compartida) de los cuidados del bebé
- Las obligaciones del hogar y el trabajo en conjunto con la crianza
- El sentimiento de culpa generado por no ser capaz de “hacerlo todo bien”
- El conflicto entre las recomendaciones de lactancia con los períodos de baja por maternidad
Y podríamos seguir añadiendo preocupaciones, que varían según la región y las normas sociales de la misma. Y, puede que te preguntes ¿dónde entra el sistema patriarcal en todo esto?
Muy sencillo: El sistema patriarcal nos enseña que las mujeres estamos biológicamente preparadas para ser madres, y que, como se trata de un rol biológico, debemos ser capaces de llevarlo a cabo a la perfección, y además supeditarlo al resto de exigencias sociales como el trabajo y las tareas domésticas.
Aunque en los últimos tiempos, algunos países desarrollados hayan adoptado la baja por paternidad, los papás que se quedan en casa para el cuidado de los hijos no están exentos de sentirse “des-masculinizados”. Un efecto colateral de dicho sistema patriarcal.
Ser madre o ser libre ¿es esa la cuestión?
Actualmente las mujeres tenemos la libertad de decidir sobre nuestros cuerpos, y no son pocas las féminas que han decidido convertirse en “hijas sin hijos”, ya sea porque dan prioridad a su carrera o porque simplemente lo ven como una opción de vida totalmente adecuada para ellas.
A menudo, las mujeres jóvenes se plantean la dicotomía ¿ser madre o ser libre? Y si bien, es cierto que la crianza de un hijo trae aparejada la pérdida gradual de la libertad, tanto para la madre como para la persona que acompaña la crianza, el problema en sí no es la maternidad, sino el sistema socioeconómico que da la espalda a la crianza.
Ese mismo sistema niega que somos seres interdependientes e invisibiliza el trabajo de cuidados. Ahí es donde entran las luchas feministas, porque claramente el modelo de maternidad patriarcal no representa a las mujeres.
La maternidad por la que aboga el feminismo está libre de prejuicios: reconociéndola como una experiencia central para muchas mujeres, que es merecedora de mayores reconocimientos y derechos. Se busca también valorar el trabajo de crianza y de cuidado.
No se trata de idealizar la maternidad, sino de darle valor a su rol para la reproducción humana. Pues es evidente que últimamente la decisión de ser madre, se supedita más a la situación socio-económica que al deseo individual.
Si has encontrado interesantes o polémicas las ideas que te comentamos, te recomendamos la lectura del libro “Mamá desobediente: Una mirada feminista a la maternidad” de Esther Vivas, y nos comentes tu punto de vista sobre el tema.
Deja una respuesta